En una reciente entrevista con Bloomberg, el vicepresidente ejecutivo de UPS afirmó que la «regionalización» de la cadena de suministro es fundamental para la estabilidad económica a medida que se expanden los conflictos geopolíticos. La palabra «regionalización» es básicamente una palabra clave para describir la descentralización, un concepto en el que, obviamente, el representante de UPS no quiso profundizar directamente.
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Casi todos los expertos en comercio y los conocedores del sector admiten que los problemas de la cadena de suministro van a persistir en el futuro inmediato, y algunos empiezan a admitir también (de forma indirecta) que los modelos de producción y comercio localizados son la clave de la supervivencia.
Esto es algo de lo que yo y muchos otros economistas alternativos venimos hablando desde hace una década o más. La dinámica globalista de interdependencia es un desastre a punto de ocurrir, y ahora está ocurriendo. Sin minería descentralizada de materias primas, fabricación local, bienes de origen local, producción local de alimentos y redes comerciales integradas localmente no puede existir una verdadera estabilidad. Todo lo que se necesita para que el sistema implosione es uno o dos eventos de crisis y la capacidad de la economía para satisfacer la demanda pública se estanca. El sistema no se detiene por completo, pero se marchita y degrada lentamente.
La guerra en Ucrania ha sido el chivo expiatorio en los últimos meses para las interrupciones de la cadena de suministro, pero estos problemas comenzaron mucho antes. Años de estímulos de los bancos centrales y de creación de dinero fiduciario han desencadenado el inevitable desprendimiento de la inflación/estanflación que los economistas alternativos venían advirtiendo.
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La inflación de los precios contribuye directamente a la disminución de la producción y a la interrupción de la cadena de suministro, ya que los costes aumentan continuamente para los fabricantes. Además, los salarios de los trabajadores no pueden seguir el ritmo de la subida de precios, lo que hace que muchos empleados renuncien y busquen trabajo en otra parte, o intenten vivir de las ayudas públicas. Todo esto conduce a una menor oferta, o a una producción más lenta y, por tanto, a precios aún más altos.
Teníamos razón, los medios de comunicación se equivocaron (o mintieron).
Paul Krugman, colaborador del New York Times, afirmó que «nadie lo vio venir» cuando recientemente se vio obligado a admitir que estaba equivocado sobre la inflación. Esto es lo mismo que dijeron los economistas de los grandes medios después del colapso crediticio de 2008. Era una mentira entonces y es una mentira ahora. Mucha gente lo vio venir; hemos estado repitiendo nuestras advertencias durante años, pero no quisieron escuchar o no quisieron que nos escucharan.
Krugman es tal vez el peor y más arrogante economista/propagandista de EE.UU., y aunque reconoció tardíamente la amenaza de la inflación y la cadena de suministro después de argumentar durante los últimos dos años que era «transitoria», ahora afirma que los indicadores tradicionalmente aceptados de la recesión «ya no importan» y que no hay recesión. ¿Cuántas veces se puede demostrar la ignorancia de este tipo y seguir manteniendo su trabajo?
Es este tipo de desinformación el que mantiene al público en la oscuridad sobre lo que está a punto de suceder. Tal vez sea por la estupidez y el ego, o tal vez sea un intento deliberado de mantener a la población dócil (yo digo que es deliberado), pero en cualquier caso el pueblo estadounidense está siendo puesto en gran peligro cuando se trata de la falsa narrativa sobre la inflación y la cadena de suministro. Cuanto más tiempo se les haga creer que el desastre desaparecerá por sí solo, menos tiempo tendrán para prepararse.
La conclusión es la siguiente: Las cosas sólo van a empeorar de aquí en adelante. Tal vez lentamente, o tal vez rápidamente, dependiendo de un puñado de factores.
La mayor parte del mundo está ahora mismo centrado en Taiwán y en las persistentes amenazas de invasión por parte de China. El plan ampliamente publicitado de Nancy Pelosi de visitar la nación insular (sí, el PCCh -Partido Comunista Chino- es una nación) es un extraño acto de no discreción que está claramente destinado a instigar mayores tensiones entre Estados Unidos y China. ¿Por qué Pelosi hace esto ahora? Bueno, ella no lo está haciendo por su cuenta y ciertamente no es la idea del demencial Joe Biden. Está claro que hay otras manos y otros intereses involucrados.
Estados Unidos adquiere alrededor del 20% de sus productos al por menor en China, así como una gran parte de sus suministros médicos. Sin embargo, lo más preocupante es el casi monopolio de China sobre los metales de las tierras raras, que forman parte de numerosos componentes electrónicos. Además, existe una amenaza máxima, que es la de que China se deshaga de billones de dólares y tesoros estadounidenses y acabe prácticamente con el estatus de reserva mundial del dólar.
Esto no quiere decir que China esté en una gran posición financiera, también están al borde de la crisis de la deuda, lo que me indica que efectivamente invadirán Taiwán (y posiblemente otras regiones) como medio para expandir sus fronteras y consolidar recursos. Con miles de millones de personas que alimentar y controlar, la tentación del PCCh de buscar la conquista militar es alta. Si lo hacen, será pronto: en los próximos dos meses, cuando el clima en el estrecho de Taiwán sea óptimo para las operaciones navales.
Comentario: ¿Conquista militar o intento de asegurar su propia soberanía y recursos frente a la «libertad y la democracia» al estilo estadounidense?
La crisis de la cadena de suministro se va a acelerar en invierno, ya que la estanflación persiste. La inflación de los precios seguirá siendo elevada. Los Estados Unidos están oficialmente en recesión hoy. Dos impresiones negativas consecutivas del PIB es una CLARA SEÑAL de recesión, esto es un hecho que nadie puede cambiar, incluyendo a Joe Biden, Paul Krugman o Wikipedia. La realidad no responde a esta gente. El sistema se está rompiendo, y ciertas personas se benefician enormemente de ello.
Un conflicto regional con China además de la guerra de Ucrania podría ser la cortina de humo perfecta para un colapso financiero y de la cadena de suministro que iba a suceder de todos modos. Pero cuando los principales medios de comunicación hablan de los desencadenantes y los culpables, nunca mencionarán los bancos centrales y la corrupción política, sólo hablarán de Rusia y China.
Como he señalado en el pasado, la agenda del «Gran Reinicio» del Foro Económico Mundial (FEM), el FMI, el BIS y otras organizaciones globalistas requiere una amplia desestabilización del orden existente. En otras palabras, necesitan una demolición controlada de ciertos pilares de la economía. Para asustar al público para que acepte nuevos modelos colectivistas y autoritarios como la «Economía Compartida» (en la que no serás dueño de nada y te gustará), necesitarán un desastre grande y semicaótico. La gente tendría que verse amenazada por la pérdida de certidumbre en el suministro y tendría que estar insegura cada día de dónde podrá conseguir las necesidades que necesita cuando las necesite.
Este nivel de incertidumbre hace que se pidan soluciones, y los globalistas estarán ahí para ofrecer sus objetivos preestablecidos y «salvar el día».
Generalmente, la inflación y la escasez conducen a controles de precios, al racionamiento por parte del gobierno, a la «ayuda» gubernamental con condiciones (Renta Básica Universal) y, finalmente, a la nacionalización de toda la producción, así como al intento de confiscación de los suministros de las personas que se han preparado con antelación. La redistribución será el nombre del juego. Tal vez no este año, tal vez no el próximo, pero muy pronto.
Los limitados llamamientos de las empresas a la «regionalización» son muy pobres y llegan demasiado tarde, al igual que las subidas de los tipos de interés de la Reserva Federal. Todos lo saben y no les importa. Estas acciones sólo están diseñadas para que parezca que han intentado salvar el sistema y así poder negar su participación en la crisis.
La estanflación y la escasez de la cadena de suministro se van a convertir en los temas más importantes de nuestra era. Serán términos de los que se hablará a diario en todas las mesas de Estados Unidos y probablemente en la mayor parte del mundo. Estos son peligros que fueron predichos ampliamente por los medios de comunicación de la libertad con mucha antelación. NO son una sorpresa. Y hay muchas instituciones, corporativas y gubernamentales, que podrían haber hecho algo al respecto, pero decidieron no hacerlo. Es importante que la gente acepte el hecho de que esta crisis no es producto de la estupidez; es producto de motivos e intenciones maliciosas.
